ESTA VA POR CHÁVEZ (II)

Elías Jaua Milano

Chávez sembró varias semillas, la cultura de la inclusión, de la igualdad social, de la participación protagónica, de la interpelación al poder, del derecho a vivir bien. Esas semillas siguen abriéndose paso dentro del lodazal, buscando el horizonte luminoso donde de nuevo florecerá.

Hace pocos años atrás escuché exclamar a mi apreciada vieja Beatriz, una histórica luchadora de las barriadas de Guarenas: “La única vez en mis 80 años de vida que no vi gente pasando hambre en mi barrio fue en tiempos de mi Comandante Chávez”.

 Y no se equivoca la camarada Beatriz, Dios le siga dando vida y salud, al hacer esa afirmación ya que no tengo dudas en validar que la mayor preocupación, el más grande esfuerzo y el mayor logro del Presidente Hugo Chávez Frías, fue la lucha contra el histórico flagelo del hambre en nuestro país, logrando erradicarla casi totalmente para el año 2012. Veamos estos datos del ensayo “Venezuela, Siglo XXI. Transformación, conflicto y una agenda para el porvenir”, al cual ya hice referencia en el artículo “Esta va por Chávez” del pasado 3 de abril de 2022:  

Entre 1980 y 1998, antes de la llegada de Chávez al Gobierno, la disponibilidad de alimentos para la población había disminuido en 12%, llegando a ser de 2 mil 300 calorías diarias por persona; por debajo de lo recomendado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cuyo parámetro apunta hacia 2 mil 800 calorías diarias por persona. 
En la primera década de este Siglo XXI, Hugo Chávez logró incrementar en 50% la disponibilidad de alimentos, con un 70% de producción nacional agroalimentaria; logrando alcanzar una disponibilidad de 3 mil 200 calorías diarias por persona día, muy por encima de lo recomendado por FAO. Hugo Chávez Frías encontró una situación de seguridad alimentaria crítica, y logró en una década garantizar la suficiencia alimentaria plena y con ellos los niveles de nutrición en Venezuela, convirtiéndonos en uno de los 10 países que logró importantes victorias en la lucha contra el hambre, en la primera década del Siglo XXI (FAO, 2013). Ese es uno de los logros más humanos, más cristianos, más socialistas del Comandante Chávez.

Otro logro de amor por la humanidad de Chávez fueron las políticas hacia los adultos mayores, en especial el establecimiento de la pensión universal para los hombres mayores de 60 años y las mujeres mayores de 55, reconociendo así el trabajo del cuido realizado por las mujeres y, en general, el trabajo de los cuenta propia; con lo que se logró incrementar el porcentaje de personas en edad de ser pensionadas, sin importar cotizaciones; pasando de 19.6% a 93.1%  de adultas y adultos mayores con una pensión equivalente al salario mínimo, de acuerdo a los registros del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (2012).

Por si solos, estos dos logros son suficiente para justificar ante la historia la etapa de la Revolución Bolivariana que lideró Chávez. Pero la cosa no quedo ahí, las cifras de inserción en el sistema educativo, la cobertura universal de servicios de atención médica y acceso gratuito a medicamentos, las más grande política de construcción y asignación de viviendas de la historia nacional, la ampliación en el acceso a las tecnologías de comunicación e información, al agua potable, a la recreación, las masivas políticas de capacitación productiva y la trasferencia de factores y medios de producción al pueblo organizado, así como tantas otras políticas implementadas demuestran el inmenso esfuerzo humano, técnico, financiero realizado por la Revolución Bolivariana en la primera década de este siglo XXI.

Igualmente, a lo largo de una década se innovaron y ampliaron los derechos laborales, especialmente para las mujeres y los jóvenes, que luego fueron plasmados en la avanzada Ley Orgánica de las Trabajadoras, Trabajadores y del Proceso Social del Trabajo próxima a cumplir, este 30 de abril de 2022, diez años de haber sido promulgada por el Comandante Hugo Chávez. Esta revolucionaria ley está en la mira de las altas cúpulas empresariales, en el marco de su ofensiva restauradora. Vienen por ésta.

Este inmenso esfuerzo de inversión, con un precio promedio de 55 $ por barril petrolero durante todo el periodo como siempre es necesario recalcar, en el desarrollo humano permitió la reducción de la pobreza medida por necesidades básicas insatisfechas, del 28.9%, encontrada en 1998; a 19,7%, para 2013. De igual manera, la pobreza extrema se redujo de 10,8 %, en 1998; a 4.4%, en 2013; de acuerdo a los registros del INE (2013).

Son estos apenas algunos indicadores del porque Hugo Chávez se quedó sembrado para siempre en el corazón, en el alma y en la conciencia de los humildes de nuestra Patria, para los cuales, más que cifras Chávez es sinónimo de una etapa de nuestra historia donde se demostró que si se puede lograr una sociedad donde la inmensa mayoría se alimente bien, tenga acceso a la educación, a la salud, a los bienes esenciales y a la participación política, social y cultural plural y protagónica.

Hugo Chávez cumplió así con la estrategia plasmada en la Agenda Alternativa Bolivariana de 1996, para desmontar el modelo neoliberal:

La Agenda Alternativa Bolivariana (AAB) coloca los desequilibrios macro sociales en el primer rango de importancia y prioridad, para dejar en segundo plano a los desequilibrios macroeconómicos. ¿Cómo puede pensarse, por ejemplo, que solucionar el déficit fiscal pueda ser más urgente e importante que acabar con el hambre de millones de seres humanos?
Se trata de esconder la realidad, elaborando y presentando planes o proyectos de “estabilización” y de “ajustes”, según los cuales bastarían unas cuantas medidas monetaristas y fiscalistas, además de las “incómodas pero necesarias políticas sociales”, para “superar” la crisis.
La AAB, Agenda Alternativa Bolivariana, rompe con el fundamento neoliberal, se rebela contra él; derriba los estrechos y negros muros de la visión unilateral, fragmentaria y reduccionista, para mirar en derredor y percibir la realidad en toda su magnitud, a través de un enfoque humanístico, integral, holístico y ecológico. 

Chávez no hubiese podido responder a esa visión anti neoliberal de la AAB que priorizaba al ser humano, sino desarrollaba una revolución que desmontara las estructuras y los mecanismos mediante el cual las élites económicas y las trasnacionales en Venezuela se apropian de la casi totalidad de la renta petrolera.  

Chávez tenia plena conciencia de eso y por eso libró mil batallas para lograr que la mayor parte de la riqueza del país fuera direccionada a la superación integral de la pobreza mediante la satisfacción de las necesidades humanas de la población.

Ese empeño de Chávez desencadenó una virulenta respuesta de las clases dominantes tradicionales, la cuales mantuvieron un ataque economico, político, mediático y de violencia armada durante todo su gobierno. Son esas elites las que hoy celebran a viva voz cada derrota que le propinan a los fundamentos del modelo económico construido laboriosamente en la primera década de este siglo, para revertir las bases estructurales del flagelo de la pobreza en Venezuela.                    

En ese contexto de confrontación que, con altos y bajos, marcó los tres periodos presidenciales de Hugo Chávez  Frías, entre 1999-2013;  se mantuvo la viabilidad de las transformaciones estructurales a favor del pueblo,  con la movilización popular permanente, respetando el pluralismo en las bases de apoyo a la revolución,  estimulando el ejercicio democrático participativo y la recuperación del vigor de la democracia electoral; elevando, en este caso, los niveles de participación en más del 80%, y  ganando las cuatro elecciones presidenciales, con más del 55% de los votos, según informes de resultados emitidos por el Consejo Nacional Electoral (CNE, 1998, 2000, 2006, 2012). 

Además, reconociendo el poder protagónico del pueblo en sus territorios y sectores, a través de más de 50 mil consejos comunales, 2 mil comunas, mesas de agua, consejos de campesinas y campesinos, de indígenas, de trabajadoras y trabajadores, etc. (Registro de la Fundación para el Desarrollo Comunal, 2014), con respeto a la pluralidad de los movimientos y organizaciones sociales y a su libre accionar, bajo la consigna de que solo dándole poder a los pobres se puede superar la pobreza. 

Chávez sembró varias semillas, la cultura de la inclusión, de la igualdad social, de la participación protagónica, de la interpelación al poder, del derecho a vivir bien. Esas semillas siguen abriéndose paso dentro del lodazal, buscando el horizonte luminoso donde de nuevo florecerá. La agenda está en la calle. Además de la rodilla, hoy sobre todo hay que poner el oído en tierra para poder escuchar el porvenir.

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